Mejorando la vida de los niños de la escuela de Mae Chaem, Tailandia

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Para nosotros, la educación infantil en las áreas rurales siempre ha sido un tema conmovedor. Los padres de los barrios pobres no pueden permitirse inscribir a sus hijos en buenas escuelas, si es que pueden enviarlos a la escuela en primer lugar. Las escuelas rurales operan principalmente con el entusiasmo de los maestros que dan todo lo que pueden. Nunca hay suficiente dinero para libros, uniformes escolares, materiales educativos adecuados y aún más importante, los niños a menudo no tienen suficiente energía para estudiar adecuadamente, ya que tienen que ayudar a sus padres en casa y además hacer el largo viaje a la escuela y regresar. El proceso educativo sufre y los niños son más propensos a abandonar, lo que contribuye al ciclo de pobreza. 

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Decidimos visitar uno de esos lugares para ver la situación con nuestros propios ojos, ofrecer ayuda donde realmente se necesitara y, lo que es más importante, brindar una luz al problema de la educación infantil. 

Hay un pequeño pueblo rural en las montañas del área de Mae Chaem en Tailandia, sus habitantes son personas trabajadoras que pasan la mayor parte del tiempo con su espalda doblada arando en el campo. Ser agricultor con bajos ingresos no proporciona el dinero suficiente para tener "lujos" tales como materiales educativos e incluso ropa abrigada. 

La mayoría de los lugareños no pueden darle a sus hijos todo lo que necesitan y, además, se espera que los niños ayuden a sus padres en los cultivos. Las personas que trabajan en los arrozales raramente envían a sus hijos a la escuela por mucho tiempo, teniendo la necesidad de tenerlos en casa para las tareas domésticas. 

Baan Sam Sop es la escuela más cercana al pueblo, ubicada a una hora de distancia caminando desde casa a través de un terreno peligroso y difícil, inaccesible con un vehículo. Los niños pequeños tienen que pasar todos los días por una verdadera aventura para llegar a la escuela. Y a pesar de que ya están acostumbrados e incluso lucen optimistas, los peligros del camino siguen siendo una dura realidad. Hasta el día de hoy los lugareños recuerdan una terrible tragedia que sucedió hace mucho tiempo. Cuando unos pocos niños del pueblo murieron bajo las rocas que cayeron cerca de un acantilado en su habitual camino a la escuela. 

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(El camino a la escuela Baan Sam Sop atraviesa hermosos lugares, pero con frecuencia también peligrosos)

Aunque los lugareños hablen del camino, no es el terreno escabroso o el mal clima lo que más les molesta. Saben que no hay otra escuela, por lo que no es posible cambiar de ruta. El mayor problema es que no pueden comprar ropa abrigada para sus hijos. Todos los niños y niñas de este pueblo tienen, en promedio, solo una o dos prendas de vestir, lo que no es suficiente para sentirse cómodamente durante el frío. El clima en las montañas puede ser traicionero: el clima cálido cambia a frío muy rápidamente.

Cuando sale el sol, los niños de la aldea se preparan para el largo y frío viaje a la escuela. Su camino se extiende a través de montañas repletas de rocas resbaladizas, largas y traicioneras vías fangosas y estrechos y precarios puentes. 

El excepcional optimismo y la determinación ayuda a estos niños a superar todos los obstáculos en su camino hacia el conocimiento. Desde temprana edad, aprenden que todo, incluso el conocimiento, debe ganarse. Pero creemos que todo el trabajo duro también debe ser recompensado.

Después de una conversación con los niños, el maestro de la escuela Baan Sam Sop y algunos de los padres tuvieron una idea de cuál sería el mejor regalo para los niños. Nuestro equipo tomó las medidas de cada uno y creó un diseño de un nuevo uniforme escolar que les quedará mucho mejor.

Al crear el uniforme, tuvimos en cuenta algunas cosas: primero que nada, debe ser cálido. La principal preocupación de los padres era el clima frío, por lo que tuvimos que usar materiales adecuados para mantener el calor. La segunda cualidad esencial es que tenía que ser liviano y holgado, para que que no restringiera el movimiento. Los niños viajan largas distancias y con frecuencia tienen que sortear obstáculos en su camino. Y, por último, el uniforme debe ser lo suficientemente resistente como para soportar una larga caminata a través de densos bosques y ser fácil de lavar después de pasar por caminos con mucho lodo. 

Regresamos a Mae Chaem, pero esta vez con obsequios. Con los nuevos uniformes hechos especialmente para los niños de la escuela Baan Sam Sop, materiales educativos y alimentos para las comidas escolares. Los niños estaban felices, y nosotros también. Este ejemplo verdaderamente inspirador de los niños de Mae Chaem demuestra que no importa quién sea y de dónde provenga, siempre puede darse la oportunidad de lograr algo mejor, todo lo que necesita es estar decidido y creer en sí mismo.

El camino al éxito está frecuentemente obstaculizado por rocas puntiagudas y continúa a través de puentes inestables, pero pase lo que pase, siempre estaremos a su lado. 

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